CIUDAD DEL VATICANO (AP) — El Vaticano negó el martes tener problemas financieros y calificó de exageradas las denuncias al respecto hechas en un nuevo libro.
Lo único que se necesita es reducir costos mediante “una revisión de los gastos”, declaró el arzobispo Nunzio Galantino, director del departamento de bienes raíces y demás propiedades del Vaticano, al diario Avvenire de la Conferencia Episcopal Italiana.
Sus declaraciones salen al paso de revelaciones hechas en el libro “Juicio Universal” del autor italiano Gianluigi Nuzzi, que han suscitado especulaciones sobre las finanzas de la Santa Sede y sobre las promesas hechas por el papa Francisco.
El Vaticano no ha publicado un presupuesto desde el 2015 y lleva más de dos años sin un auditor interno, el equivalente de un ministro de economía, lo que ha alimentado suspicacias sobre el estado sus finanzas.
Las conjeturas se intensificaron tras el estallido de un nuevo escándalo financiero este mes cuando la policía vaticana allanó las oficinas de la Secretaría de Estado y de la Unidad de Inteligencia Financiera, en busca de documentos sobre una inversión dudosa de 150 millones de euros en bienes raíces en Londres.
La orden de allanamiento, extractos de los cuales fueron publicados por la revista L’Espresso, menciona fraude, lavado de dinero y abuso de poderes en relación con la inversión londinense y las gestiones del Vaticano por renegociar el acuerdo e identificar a las personas responsables.
El escándalo dejó al descubierto las inmensas sumas del dinero que el Vaticano tiene a su disposición _incluyendo las donaciones que entregan los fieles para fines caritativos_ y la aparente incompetencia de los funcionarios de la Santa Sede para manejarlo.
En base a la orden de allanamiento, L’Espresso reportó que la Secretaría de Estado estaba administrando extraoficialmente unos 650 millones de euros “derivados mayormente de donaciones recibidas por el Santo Padre para obras de caridad y para el sustento de la curia (la burocracia del Vaticano)”.
L’Espresso reportó que en 2012 el Vaticano consideró invertir unos 200 millones de dólares de ese dinero en una plataforma petrolera en Angola, en base a una propuesta del cardenal Angelo Becciu, entonces administrador del Vaticano y otrora embajador en Angola.
La propuesta eventualmente fue rechazada al ser considerada una inversión insegura. En lugar de ello, el dinero fue invertido en convertir un almacén de la tienda Harrod’s en Londres en un conjunto residencial de apartamentos de lujo. Pero incluso ese proyecto fracasó, cuando el sucesor de Becciu se percató en el 2018 de que los inversionistas italianos estaban defraudando al Vaticano, e intentó comprar su participación.